Las pequeñas empresas dedicadas al cultivo de la uva y la producción de vino, ya sea tinto, blanco o rosado, juegan un papel esencial en la industria vitivinícola, particularmente en regiones con tradiciones vinícolas consolidadas.

Estas empresas, en su mayoría familiares, abarcan todo el ciclo productivo, desde el cultivo de la vid en los viñedos, con un enfoque en técnicas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, hasta el envasado, comercialización y venta de los vinos. A menudo, estas bodegas aprovechan las características únicas de sus terrenos, microclimas y variedades autóctonas de uvas para crear vinos que reflejan el terroir local, lo que les otorga un sello distintivo en el mercado.